España, contra el gafe de la Confederaciones

La previa de las grandes competiciones sirve para repasar la historia de la misma, para hacer cábalas, para elevar jugadores o selecciones a los altares… Se analizan todas las aristas del torneo en la búsqueda de llamativos análisis y no podía faltar el factor suerte o mala suerte. O el gafe. Un recurso muy útil a la hora de establecer extrañas conexiones entre el juego y el resultado final.

En la antesala de la Copa de las Confederaciones se ha dicho que España es la favorita, que lo ideal sería una final entre Brasil y España, que Neymar es el jugador más esperado, que Tahití es la cenicienta… Y que hay un hecho que se ha convertido en dicho según el cual el Campeón de este torneo no gana después el Mundial (esta Copa está considerada como un ensayo para la Copa del Mundo).

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Hay que reconocer la realidad. Desde que se disputa cada cuatro años se ha dado esa ecuación. En 2009, en Sudáfrica, ganó Brasil y después España se llevó el Mundial. En 2005, en Alemania, repitió título la canarinha y la Italia de Cannavaro levantó la Copa. En el 2001, en Japón y Corea, ganó Francia y el Mundial se lo llevó Brasil. Y en 1997 ganó Brasil y el Mundial se lo queó en casa Francia.

Son hechos constatados y por lo tanto España, que aspira a la Copa Confederaciones, está sujeta a esa teórica influencia negativa mientras no se demuestre lo contrario. La selección de Del Bosque primero debería llevarse este torneo, luego sacar el billete para el Mundial y, por último, defender el título. Un largo trecho. De momento, España se estrena contra Uruguay y luego se verá que ocurre.

Foto @ Carmelo Rubio.

gracias: laenergiadelaroja