Pasión por Uruguay

En la historia del fútbol Uruguay siempre tendrá una página de oro. Fue la primera selección en ganar un Mundial y protagonizó una de las victorias más importantes de este deporte con el legendario Maracanazo. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, su papel protagonista, de la aristocracia balompédica, desembocó en el de un obrero meritorio, capaz de dejar buenas impresiones en algunos grandes torneos pero lejos de sentarse en la mesa de los gigantes Brasil, Alemania, Italia, Argentina y compañía. Sin embargo, en el 2010, una generación única liderada por Forlán y en la que brillaban Cavani, Godín y Luis Suárez, entre otros, devolvieron ese aire de grandeza a una selección celeste que contra todo pronóstico se metió en las semifinales de la Copa del Mundo, fase que no pisaba desde México 70.

El maestro Óscar Washington Tabárez, que tomó las riendas de la selección uruguaya en 2006, dirigía (y aún dirige) un equipo que basaba su fortaleza en la seguridad defensiva, con ese estilo aguerrido made in Uruguay pero que además contaba con tres espadas en la punta, una consagrada (Forlán) y dos en proceso de eclosión (Luis Suárez y Cavani). El entonces delantero del Atlético y el actual atacante del Barça fueron dos de los grandes protagonistas de Sudáfrica. El primero fue el Balón de Oro del Mundial, un torneo al que estaban citados Cristiano, Messi, Iniesta, Káká, … ahí es nada. Suárez, por su parte, se hizo estrella por un gol que no marcó sino que evitó con la mano para darle una última oportunidad en la prórroga a sus compañeros ante Ghana en una fotografía que es historia del fútbol.