Robben, maestro del regate

Enfrentarse a la adversidad como forma de vida. Ese sería un buen slogan para resumir lo que fue la carrera y la vida de Arjen Robben, junto a Sneijder, la gran estrella de Holanda en el Mundial de Sudáfrica. El extremo holandés es un maestro del regate, tanto dentro de los terrenos de juego, donde muy pocos le han sido equiparables, como fuera de él: a los 20 años le diagnosticaron un cáncer de testículo y aquello no le impidió convertirse en uno de los mejores jugadores de su generación. Salvó la entrada de la enfermedad con una clase exquisita.

Por aquel entonces, Robben jugaba en el Chelsea después de que Roman Abramovich desembolsara, en verano de 2004, 18 millones de euros al PSV por los servicios del holandés. El extremo anunció que había superado la enfermedad en diciembre de aquel mismo año, cuando se había perdido algunos partidos por una lesión misteriosa de la que nadie sabía nada. Robben pidió al club que no revelase lo que le ocurría mientras luchaba contra el cáncer. Le extirparon el tumor en una operación y en menos de un mes estaba otra vez gambeteando sobre el césped. “Ahora que ya ha pasado todo quiero anunciarlo, ¿por qué iba a sentirme incómodo por hablar de algo así?”, explicó en la rueda de prensa en la que reveló el calvario que había vivido.

Tras aquel episodio, su tendencia a las lesiones marcaron su vida. Su fragilidad le hizo perderse innumerables partidos durante toda su carrera, algo que en buena medida le privó de brillar en el Real Madrid tanto como hubiera podido demostrar. Con la llegada de Cristiano, Kaká y Benzema el club blanco le buscó una salida y Robben acabó recalando en el Bayern en verano de 2009.

Gran año. Su primera temporada en el club bávaro fue espectacular. Rápidamente se convirtió en la estrella del gigante alemán, al que lideró en la conquista de la Bundesliga y la Pokal y al que guió hasta la final de la Champions, en la que el Bayern cayó ante el Inter de su amigo Sneijder, también denostado el verano anterior por el Real Madrid. Después de la final, volvió a caer lesionado y estuvo a punto de no ir al Mundial. Van Marwijk, seleccionador de Holanda, le esperó hasta última hora y le incluyó en la lista. A pesar de perderse los dos primeros partidos, Robben volvió a se erigió rápidamente como líder. Sus regates y sus goles fueron vitales para meter a Holanda en la final de un Mundial en la que, muy a su pesar, también fue protagonista…