Brasil vuelve un año después

Once meses. La última vez que Brasil estuvo tanto tiempo sin jugar fue hace 33 años. Tras la dolorosa eliminación en los cuartos del Mundial de 1986, en los penaltis, ante Francia. Aquel parón sirvió para que la generación de Zico, Sócrates y Junior pasara el bastón a la promoción de jóvenes futbolistas liderada por Romario, Bebeto, Mazinho y Taffarel, que años después ganaría el tetracampeonato, también en los penaltis, contra Italia en EE UU.

Con el Mundial de Qatar dentro de dos años, Tite no se plantea un cambio generacional. Su gran estrella sigue siendo Neymar. El líder y capitán, Casemiro. Pero desde su último partido, la victoria ante Corea del Sur (3-0) en noviembre de 2019, el seleccionador brasileño tuvo bastante tiempo para reflexionar, observar y trazar un plan estratégico para encarar el camino hacia el único objetivo que un seleccionador brasileño puede tener: ganar el Mundial. Y ante la evolución de Neymar como futbolista, que hizo una transición de extremo a mediapunta, Tite ha decidido cambiar definitivamente de sistema. Abandonará su tradicional 4-3-3 para adoptar un 4-2-3-1, muy similar al que Koeman ha implementado en el Barcelona.

Tras una gran temporada en el PSG, sería de Neymar la responsabilidad de crear las jugadas en el debut de Brasil en la clasificación sudamericana para Qatar 2022 ante Bolivia. Pero la estrella lleva dos días con lumbalgia y podría perderse otro partido con la Seleção.

Neymar y la pesadilla de las lesiones

Los problemas físicos de Neymar son un dolor de cabeza constante para Tite. Desde el Mundial de Rusia, Neymar sólo ha estado en 11 de los 22 compromisos de Brasil por lesiones. Tuvo que ser sustituido en los minutos 8, 20 y 12 de los amistosos ante Camerún, Qatar y Nigeria, respectivamente, y no pudo estar en la Copa América de 2019.

Mientras Rodrygo, Vinicius u otro joven de un paso adelante, no le queda otro remedio al seleccionador que seguir esperando poder contar con Neymar. Hace once meses no estaba. Hoy, puede que tampoco.