El muro defensivo de la selección española habla francés

Nacionalizar a delanteros para jugar en la selección española se convirtió en algo habitual en el fútbol español a comienzos de este siglo ante la escasez de jugadores de garantías –a juicio de los distintos seleccionadores, al menos– en esta posición. De Juan Antonio Pizzi a Catanha, y el último de ellos Diego Costa, sin que ninguno llegara a triunfar con la Roja. Sin embargo, ahora las necesidades son otras, y el combinado nacional ha recurrido a este peculiar ‘mercado’ para solucionar un problema que nadie se esperaba hace apenas unos años: el de la ausencia de centrales del más alto nivel.

El centro de la zaga española se ha ‘afrancesado’. Aymeric Laporte lleva ya más de dos años defendiendo la elástica de nuestro país, mientras que Robin Le Normand se le ha unido hace unos meses para formar una peculiar dupla en el centro de la zaga que se ha convertido en indiscutible para Luis de la Fuente.

La realidad es que en España hay escasez de centrales. Una posición que históricamente ha visto a grandes jugadores nacionales y que ahora sufre la realidad de los nuevos tiempos. Los niños ya no quieren ser Alkorta, Hierro, Giner, Camarasa, Puyol o Goicoechea, sino que quieren ser Xavi, Iniesta o Xabi Alonso, y el puesto de zaguero se resiente.

La pareja formada por Gerard Piqué y Sergio Ramos fue la última de élite que pudo confeccionar la Roja. El azulgrana dejó la selección tras el Mundial 2018 –en buena parte hastiado por las constantes polémicas sobre sus ideas políticas– y el camero fue apartado, tras una lesión, por Luis Enrique –los motivos se desconocen, pero búsquenlos en su fuerte personalidad– y De la Fuente ha optado por no recuperar al veterano zaguero.

Desde entonces, la búsqueda de centrales para la selección ha sido constante. Por esa posición han pasado Nacho, Iñigo Martínez, Eric García, Pau Torres o Diego Llorente. Unos han desaparecido de las convocatorias, otros siguen yendo, pero sin convencer ni a seleccionadores –primero Luis Enrique, ahora De la Fuente– ni a la afición.

Fue el asturiano el primero en detectar el problema español y buscar la solución ‘en el extranjero’. Aymeric Laporte jugaba entonces en el Manchester City, que había pagado por él nada menos que 65 millones de euros al Athletic, el club en el que se formó, en enero de 2018.

Laporte es francés (nació en Agen, al sur del país vecino), pero su vínculo con España es muy fuerte. Con 15 años recién cumplidos, el equipo vasco le fichó para su cantera y desde entonces vivió en Bilbao. Con 18 debutó en el primer equipo bilbaíno, donde se convirtió en uno de sus referentes hasta que Pep Guardiola se fijó en él y pagó una cifra estratosférica por hacerse con sus servicios.

En la selección, no tardó en hacerse con el puesto de titular y también en convertirse en el líder de la zaga. Sus galones son más que evidentes y ni siquiera haberse ido este verano a Arabia Saudí a jugar ha reducido su rol.

Tan bien salió lo de Laporte, que la Federación Española decidió repetir. Robin Le Normand siempre había deseado ir con la selección francesa, pero la alta competencia en les bleus le hizo aceptar la propuesta de vestir la Roja.

Nacido en Pabu (al noroeste de Francia), llegó al País Vasco algo más mayor que Laporte, a los 19 años, siendo un desconocido. Poco a poco, su rendimiento le ha valido ganarse el reconocimiento del fútbol español y la llamada de la selección. Quizás no la que quería de inicio, pero ahora la defiende con acierto.

La realidad es que la pareja gala funciona y de qué manera. Se estrenaron juntos en la Liga de Naciones, y España ganó el título. Desde entonces, seis partidos, con seis victorias –ante Croacia en los penaltis– y tan solo dos goles encajados. El muro español habla francés, y bienvenido sea.