Messi sale en blanco del Mundial

“Siento como si me hubiera noqueado Ali”, dijo Maradona después de la hecatombe de Argentina ante Alemania, en cuartos de final del Mundial. El técnico pasó por la sala de prensa obligado por FIFA para dar explicaciones por el 4-0 con el que los germanos apearon a la Albiceleste. Fue un auténtico bochorno. Los goles de Müller, Friedrich y Klose, por dos veces, dejaron fuera a los argentinos y a Messi, en lo que se supone que debía ser su Mundial.

Con 23 años, después de ganar el Balón de Oro sólo unos meses antes, el crack del Barça reflejó una vez más su impotencia con el equipo nacional. Cuatro años antes, en este mismo partido pero con los alemanes como anfitriones de su Mundial, las críticas fueron para Pékerman por no sacarlo en la prórroga del partido clave, el que les dejó fuera por penaltis. Esta vez Messi no se libró.

Su partido fue discretísimo, igual que todo su Mundial. De hecho, se fue sin marcar ni un gol y llorando sobre el césped del estadio de Ciudad del Cabo, una imagen que enseguida dio la vuelta al mundo. “Quien diga que Leo no siente la camiseta de Argentina es un estúpido”, le defendió Maradona. Pero para entonces ya se hablaba en todo el país de la deferencia entre el Messi del Barça y el de Argentina. Las comparaciones con Maradona, sobre todo con el carácter de Maradona, eran ya muy frecuentes.

Messi no pudo superar todo aquello, pese a que estaba rodeado de buenos jugadores. Unos días antes del encuentro fue duda para su participación en el choque por un proceso gripal. Se llegó a hablar de que su pobre rendimiento en los partidos anteriores se debía a unas molestias en la rodilla que arrastraba desde el final de temporada.

La sobredimensión que en Argentina se da del fútbol tampoco le ayudó: se hicieron horas y horas de programas analizando al detalle su rendimiento, se escribieron ríos de tinta sobre su estado de forma, se elevó el papel de Messi al de salvador de todo un país acuciado por los problemas económicos y sociales, una Argentina que necesitaba un héroe. Pero ese héroe no fue Messi…