Thiago Alcántara ha hecho de nuevo las maletas. Antes las hacía con su padre, futbolista profesional, y ahora por decisión propia. Deja el Barcelona para defender el escudo del Bayern Múnich, impulsado por la presencia de Pep Guardiola. Una oportunidad que le llega cuando acaba de superar la barrera de los veinte años y se ha proclamado campeón de Europa sub 21.
Un éxito que no es frutó de la casualidad. Cuando Mazinho, su padre, jugaba en el Celta sus hijos Thiago y Rafinha ya apuntaban maneras en el regate y en la entrega cuando había un balón de por medio, que varias noches terminaba en la cama de los pequeños por culpa del excesivo celo al fútbol (www.youtube.com/watch?v=UHtOXVgPeH4).
Por conocida afición no nos extraña ahora el tatuaje que luce Thiago en su antebrazo derecho. Se trata de un niño en pañales con un balón bajo el brazo. El jugador se lo hizo cuando cumplió diecisiete años y con el permiso de sus padres y se trata de una fotografía suya cuando contaba un año de edad. Eso sí es llevar el fútbol y el respeto por los valores de este deporte a flor de piel.
Thiago se ha marchado a la Bundesliga por 25 millones de euros, una jugosa cantidad que antes sólo pagaban por los clubes españoles para fugas extranjeros. Hace años que se invirtió esa tendencia y el año pasado vimos como el propio Bayern pagaba 40 millones de euros por Javi Martínez, otro de los talentos del fútbol español y de la Selección campeona del mundo. O lo que ha pagado el Manchester City por Navas y Negredo. O antes por Silva. O por no reseñar la millonada que pago el Chelsea por Fernando Torres. En definitiva, el gol y lo español se paga hoy en el fútbol. Y bien, aunque no se acerquen a las cifras de Neymar (57) o Cavani (63).
gracias: laenergiadelaroja