España llega a los cruces decisivos con la confianza que le da su buena fase de grupos y con la ventaja que aporta la experiencia (es su décimo Mundial Sub-17, mientras que Senegal se estrena). La Rojita también tiene clara la hoja de ruta a seguir por lo visto de los senegaleses hasta ahora en el torneo: no dejar que el partido llegue a los minutos finales con el resultado en el aire. Los africanos han marcado siete goles en el campeonato y seis han sido en la segunda mitad (el restante fue en el descuento de la primera). Analizando los minutos la estadística es aún más extrema, porque cinco de los siete (el 71%) han llegado a partir del minuto 70. Se sienten cómodos llevando el partido igualado al tramo final para intentar entonces imponer su superioridad física. Sirve como aviso lo que le ocurrió a Holanda, una selección de un nivel y estilo de juego muy parecido a España: empezó ganando a Senegal, desperdició ocasiones muy claras en la primera mitad y terminó perdiendo 1-3 con dos tantos recibidos en los minutos finales.
Ante esta fortaleza del rival la mejor receta es marcar pronto. Algo a lo que se ha acostumbrado La Rojita: contra Tayikistán y Camerún abrieron la lata en los 20 primeros minutos.
Pedri. Hasta aquí llegan las pizarras y lo elaborado en el laboratorio de los cuerpos técnicos, pero existe una ecuación que nadie puede resolver: Pedri. Si el canario tiene el día, es muy complicado que España no esté en cuartos. Tiene magia en sus botas, pero además posee un ritmo superior al resto por la experiencia que le ha dado competir este curso con el primer equipo de Las Palmas. Cada vez que coge la pelota pasa algo diferente, por lo que habrá que intentar llevarla hasta él.
Además, existe en España la duda de Valera, el capitán, que llega entre algodones. Si se decide no forzar con él pensando en lo que viene, David Gordo podría optar por reforzar el medio con tres pivotes.