Éxtasis en Suiza

Drama en Italia y jolgorio en Suiza. Mientras la campeona de Europa se jugaba su clasificación para el Mundial 2022 en Belfast, la selección helvética, que llegaba a a la última jornada como segunda del grupo C, soñaba con arrebatarle a la azzurra el billete a Qatar a 1.100 kilómetros de distancia, en Lucerna. Empatados a puntos con Italia pero con peor diferencia de goles, los suizos tenían en su mano el pase siempre y cuando mejoraran ante Bulgaria el resultado de los italianos ante Irlanda del Norte. En caso de que ambos ganaran, Suiza necesitaba hacerlo por dos goles más que Italia. Difícil, pero ni mucho menos imposible.

Suiza salió convencida de que clasificarse al Mundial era factible y convirtió el partido en un monólogo donde la intensidad y la vertiginosidad eran la parte principal del texto. Sólo el buen hacer del portero búlgaro Karadhzov y el poste, que repelió un disparó de Vargas a la media hora de juego, evitaron que los suizos se marcharan al descanso mandando en el marcador, en el grupo y enviando una maleta cargada de presión a Irlanda del Norte, donde Italia también se iba con empate a cero al descanso.

Sin embargo, esa maleta llegó a Belfast a los tres minutos de iniciarse la segunda parte, cuando un cabezazo de Okafor a centro de Shaqiri ponía a Suiza por delante en el marcador y en el liderato del grupo. Diez minutos después, Vargas hacía el 2-0 y dejaba a su selección a un solo tanto de depender de sí misma aunque Italia lograra marcar en el Windsor Park. Quedaba todavía media hora por delante.

El VAR anuló por fuera de juego dos goles más de los suizos que no hacían más que confirmar lo que se sabe desde hace más de medio siglo: Italia tiene siete vidas y hay que darlo todo y más para acabar con ella. Pero Suiza acabó con todas y cada una de esas vidas y en el 72′ Itten, de cabeza, anotaba el tercer gol que disparaba la euforia en el Swissproarena de Lucerna, metía a su selección en el Mundial de Qatar y mandaba a Italia a la repesca. Freuler, ya en el descuento, puso el broche final a una fiesta de la que casi nadie esperaba un final así.