Tras la primera fase, Ghana se presentó como la resistencia africana en el Mundial. Era la única selección de dicho continente que seguía en liza y gran parte del mérito lo tuvo su delantero Asamoah Gyan, que por aquel entonces pertenecía al Stade Rennes. Se convirtió en el héroe nacional al lograr clasificar como segunda del Grupo D a su país. Sus goles dieron el triunfo ante Serbia (0-1) y el empate ante Australia (1-1). Su aportación hizo que Ghana se plantase en el tercer partido de la primera fase, ante Alemania, con opciones de ser primera de grupo, pero Özil lo evitó.
Ghana, que además contaba con jugadores como Essien, Mensah (jugaba en Primera Andaluza) o Paintsil, se mostró también infalible ante Estados Unidos, aunque tuvieron que recurrir a la prórroga para convertirse en la tercera selección de África en clasificarse para cuartos de un Mundial. Ante los norteamericanos, Gyan volvió a ser el héroe de su selección. El partido estaba empate a uno (tras los goles de Boateng y Donovan) cuando en la primera parte de la prórroga el delantero ghanés realizó una cabalgada, cuerpeó a su rival y fusiló la portería.
África tendría representación entre las ocho mejores selecciones del mundo y Gyan era su rey. Un reinado que tuvo final amargo, ya que pasó de héroe a villano. La culpa fue de un penalti. Ghana y Uruguay empataban a uno, Luis Suárez cometió penalti y Gyan era el encargado de tirarlo cuando el reloj marcaba el 120′. Si marcaba, Ghana estaría en semifinales. Lo falló. La oportunidad se esfumó, ya que Uruguay no perdonó en la tanda de penaltis y se adueñó de un billete para las semis que hubiera supuesto algo histórico para Ghana y África.