La Roja se pasa del azulgrana al blanco: de jugadores del Barça a del Real Madrid

R. RIOJA

  • Seis jugadores del Real Madrid en la alineación de España ante Croacia.

Gol de Asensio con España

Ocho jugadores del FC Barcelona disputaron la final de 2010 en la que España se llevó su primer Mundial tras ganar a Holanda. Apenas unos meses después, en noviembre, en el inolvidable 5-0 ante el eterno rival, los culés sacaron al campo ocho futbolistas nacionales, mientras que el Real Madrid apenas puso a tres.

No fue algo casual. El modelo azulgrana se basaba en la apuesta por la cantera, con jugadores ya consolidados como Xavi, Iniesta o Messi (argentino, pero canterano), promesas como Busquets o Pedro que tiraron la puerta abajo, y recuperar futbolistas que habían salido de la Masía como Piqué o, posteriormente, Jordi Alba y Cesc Fábregas.

En el Real Madrid había prisas por revertir el dominio azulgrana, y con la llegada de Florentino Pérez en 2009 llegaron las megaestrellas. Cristiano Ronaldo, Kaká y Benzema fueron la base del proyecto, y después llegaron otros de perfil más bajo, pero normalmente jugadores extranjeros: Di María, Özil, Khedira, Carvalho…

Entre medias, algún jugador nacional como Xabi Alonso, Raúl Albiol o los canteranos Arbeloa y Callejón. Pero siempre como complemento, no como base del proyecto.

En 2012, la presencia azulgrana en la Roja siguió siendo masiva. Siete jugadores disputaron la final de la Eurocopa ante Italia (Piqué, Jordi Alba, Busquets, Xavi, Iniesta, Cesc y Pedro), y eso que Puyol y Villa se la perdieron por lesión. Madridistas fueron cuatro: Iker Casillas, Álvaro Arbeloa, Sergio Ramos y Xabi Alonso.

Por entonces, el estilo de fútbol en España era el del Barça, indiscutiblemente. Los Xavi, Iniesta y Cesc marcaban el ritmo, y la sensación era que los jugadores blancos ‘acompañaban’, no que eran los que mandaban, aun siendo decisivos como el caso de Iker, por poner el más determinante.

El inexorable paso del tiempo hizo que, poco a poco, la generación dorada de la Masía se fuera apagando. Puyol se retiró, Valdés y Cesc se fueron, y el relevo desde la cantera no llegó. Los Bojan, Tello, Jeffren, Dos Santos y compañía no triunfaron, y el equipo se fue llenando progresivamente de estrellas extranjeras.

La llegada de Neymar condenó a Pedro, que se marchó al Chelsea ante la ausencia de minutos, y el sustituto de Xavi fue Rakitic. El discurso ‘cantera vs cartera’ empezó a desinflarse, y Sergi Roberto ha sido el único jugador de La Masía que se ha consolidado en el primer equipo.

En 2016, solo cinco jugadores del Barça estuvieron en la Eurocopa (Piqué, Bartra, Jordi Alba, Busquets, Iniesta), confirmando el peso que estaba perdiendo el jugador nacional en el equipo, pero menos presencia aún había de jugadores del Real Madrid: apenas dos (Sergio Ramos y Lucas Vázquez).

El plan del Real Madrid

Pero el plan del equipo blanco de apostar por el jugador nacional ya estaba en marcha. Isco cada vez tenía más importancia en el equipo, se había recuperado a los canteranos Dani Carvajal y Lucas Vázquez, y los fichajes empezaron a orientarse hacia el jugador joven nacional. Llegó Marco Asensio con pinta de crack del futuro, volvieron Álvaro Morata (que quiso salir después) y Marcos Llorente, Nacho se consolidó desde la cantera, se trajo a los prometedores Ceballos y Odriozola… y se acabó lo de fichar ‘megacracks’: desde 2013, con Bale, no ha apostado el Real Madrid por uno.

En la lista de Lopetegui para el Mundial ya se vio el cambio de tendencia. Por primera vez en muchísimos años (desde el Mundial de 2006), había más jugadores del Real Madrid que del Barça en un gran torneo internacional: seis (Carvajal, Ramos, Nacho, Isco, Asensio, Lucas) contra cuatro (Piqué, Jordi Alba, Busquets, Iniesta).

Y tras el fracaso mundialista, con Hierro apostando más o menos por el mismo número de jugadores de ambos equipos, ha llegado la revolución. Luis Enrique ya avisó en su momento que habría sorpresas, y estas llegaron con el número de jugadores culés: solo dos.

En realidad, la lista del nuevo seleccionador no hace más que reflejar una realidad, ya no hay jugadores españoles que estén destacando en el Barça. Con la retirada del equipo nacional de Iniesta y Piqué, solo Busquets, Sergi Roberto y Jordi Alba optaban a ir. El último tiene cuentas pendientes con Lucho, y el resto de españoles (Munir, Rafinha, Denis, Sergi Samper, Aleñá) apenas cuentan con minutos, la llamada para la Roja está demasiado lejos. Así, la mayoríía de ‘onces’ de Valverde cuenta, en el mejor de los casos, con cuatro españoles.

Mientras, los jugadores del Real Madrid no solo son ahora muchos más -6 en esta convocatoria- sino que su importancia es mayor. Ramos es el capitán y líder, Carvajal e Isco parecen indiscutibles, Asensio es la estrella emergente, Nacho se ha afianzado como recambio de Piqué y Ceballos es uno de los favoritos de Luis Enrique, según sus propias palabras.

Lo sucedido ante Croacia, con seis madridistas en el equipo inicial, no fue un accidente, sino más bien algo que parece que se va a repetir con frecuencia. La tendencia ha cambiado, y ahora la Roja se nutre del blanco y no del azulgrana. Ahora falta comprobar si los resultados van a ser tan buenos como en la era gloriosa de la selección española.