No hace falta ser un virtuoso del fútbol para destacar la figura de David Villa en Sudáfrica. Sin el asturiano, es muy difícil pensar que la Selección pudiera haber llegado donde lo hizo. Él, junto a Iniesta, tiró del carro en los momentos más difíciles de La Roja, principalmente tras caer ante Suiza (0-1), cuando España se jugaba el todo por el todo en los partidos ante Honduras y Chile.
Villa ya había demostrado su valía en los grandes torneos en el anterior Mundial de Alemania y en la Euro 2008, donde además se coronó como pichichi del campeonato con cuatro tantos, pero en Sudáfrica, el Guaje superó las expectativas, se superó a sí mismo y, a su vez, a todos los jugadores españoles que pasaron por una Copa del Mundo. Y es que con su gol ante Chile (¡qué golazo!), se convirtió en el máximo goleador español en la historia de los Mundiales, con seis tantos.
Con las tres dianas que marcó en Alemania en 2006 (dos a Ucrania y una a Francia) y las tres que sumó en Sudáfrica en la primera fase del torneo (dos ante Honduras y una a Chile) superaba a los madridistas Butragueño, Raúl, Hierro y Morientes, que en sus participaciones en los Mundiales anotaron cinco tantos cada uno. Villa terminó dejando el récord en nueve: marcó dos más en Sudáfrica, decisivos ambos, ante Portugal y Paraguay, y además también anotó uno en Brasil 2014, en el tercer partido de la fase de grupos, sin nada en juego, ante Australia.