En los grupos homogéneos los papeles deben estar bien repartidos para un exitoso funcionamiento. Un equipo de fútbol no es una excepción. Mientras todos asignan al entrenador el deber de gestionar el grupo no es menos cierto que en el vestuario también se necesita de una referencia. En la actual generación de internacionales españoles Carles Puyol jugaba un papel vital.
El central era el vértice del triunvirato que formaban el propio Puyol, Iker Casillas y Xavi. Un trío que hoy está roto por la aplastante lógica del paso del tiempo ya que Carles ha colgado las botas. Hace tiempo que ese vacío era palpable en la Selección española y que el recambio está definido.
Sergio Ramos es el elegido para ocupar ese vacío. La amistad que le une a su compañero de equipo y la cercanía con Xavi hacen posible que este relevo se lleve a cabo sin ningún dramatismo. Además, el carácter y la personalidad del central encajan en el puzzle de la actual campeona de Europa y del Mundo. No se puede olvidar que el cambio generacional está a la vuelta de la esquina y que ese reto es más fácil abordarlo cuando hay un o unos líderes que sostienen ese terremoto. Ramos está llamado a ser el Kaiser del futuro y su primer examen importante está en este Mundial de Brasil.
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