Valdés despierta en el Teatro de los Sueños

Cuando un futbolista afronta una lesión de larga duración pierde la perspectiva de la vida real. Los segundos se transforman en minutos y los minutos en horas y los meses en años. Un dicho manido pero que ningún jugador ha podido erradicar. Son presos de una especie de síndrome de Estocolmo que se prolonga en el tiempo casi de por vida. En muchas ocasiones se supera el calvario psíquico, físico y emocional y en otras se hinca la rodilla. Cuestión de fortalezas.

Ahora, este reto lo está afrontando Víctor Valdés. El internacional se rompió la rodilla cuando apuntaba a portero titular en el Mundial de Brasil, estaba a las puertas de poner punto y final a su relación con el Barcelona y se había comprometido con el Mónaco. Entonces, entró de lleno en un laberinto que ha visto la luz con la presentación oficial con el Manchester United.

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En este equipo ha finalizado su recuperación gracias a la buena amistad que le unía con el entrenador, Louis Van Gaal, y al preparador de porteros, Frans Hoek. Está listo. Para pelear y para ponérselo difícil a De Gea, llamado a ser el guardameta del futuro en la seleccción. Opciones tendrá porque Valdés es terco y porque Del Bosque ha estado muy pendiente de su evolución. Le dan un margen de chance y este cuerpo técnico acostumbra a ser generoso con sus internacionales. Y Valdés era del grupo.

Este jueves fue presentado de manera oficial y en su rostro sólo había una sonrisa de oreja a oreja. Muy delgado, con pelo y con la idea de pelear hasta el último minuto.

Foto © Carmelo Rubio


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