Villa: sencillez, garra y humildad por igual

(Este artículo va especialmente dedicado a una ferviente seguidora del Guaje como lo es DESIRÉE NEVADO, nuestra querida DESI, amiga, colaboradora y joven periodista como la copa de un pino, en el día de SU CUMPLEAÑOS)

David Villa Sánchez, nuestro Guaje, puso punto y final a su trayectoria como internacional con España el pasado 23 de junio, tras el enfrentamiento entre la selección española y Australia. Y lo hizo acumulando unas cifras de 97 partidos y 59 goles, siendo el máximo anotador en la historia del combinado nacional. Unos números realmente asombrosos que, además, han venido acompañados de los correspondientes títulos: una Eurocopa (2008) y un Mundial (2010).

Es por ello por lo que este muchacho nacido en Tuilla (Asturias) hace casi 33 años merecería ser homenajeado con todos los honores por parte de la Federación Española… aunque, sinceramente, no estoy del todo seguro de que termine siendo así; no tanto por falta de deseos por parte del ente federativo, sino por el carácter tímido de nuestro protagonista.

No tengo el gusto de conocerle personalmente, ni mucho menos; pero la sensación que siempre me ha transmitido Villa es la de ser un tipo tremendamente sencillo y reservado fuera del campo; todo lo contrario que dentro de él, donde da rienda suelta a ese ardor guerrero del que todos hemos podido disfrutar a lo largo de estos años.

Sencillez, austeridad y humildad más allá del 105×70, lo que ha posibilitado que nunca jamás se haya olvidado de sus orígenes, como durante la celebración del título mundialista en el Soccer City de Johannesburgo, donde exhibió la bufanda del equipo de su localidad, el C.D. Tuilla; o como se ha podido ver cada vez que ha reivindicado su naturalidad de la pequeña localidad minera, a la que él ha colocado en el mapa mundial. Así como tampoco se le ha conocido nunca mala palabra alguna absolutamente contra nadie, ni quejarse públicamente cuando las cosas, por unas u otras razones, no le han salido como deberían, o como le hubiesen gustado.

Toda la furia, recalco, sin perder la humildad, la reserva para cuando pisa el césped, ya sea el de los diferentes estadios en los que ha batallado desde que, como adolescente, entrara en el Langreo previo paso al Sporting de Gijón; o el de los campos de entrenamiento de estos dos equipos, más Zaragoza, Valencia, Barça, Atlético o la Roja. Furia y garra en ningún caso exentas de calidad, y si no, recordemos por ejemplo el primer gol que le hizo a Honduras en el histórico mundial sudafricano.

Y también carácter e inteligencia, lo que entre otras cosas le ha permitido primero superar la gravísima lesión de tibia –antes, con cuatro años, se había partido ya el fémur- que sufrió con el Barça en el Mundial de Clubes de 2011, y que le impidió estar en la Eurocopa 2012 además de recuperar su sitio como titular indiscutible en el club culé. Y segundo, consciente de su lógica merma física tanto por su año de inactividad como por el paso del tiempo, saber adaptarse a un rol algo más secundario en el Atlético para colaborar en el histórico título de liga colchonero de este año, y en la casi consecución de la Champions.

Todo eso lo podrán disfrutar, en sus últimas dosis, los aficionados australianos –Melbourne City– y estadounidenses –New York City-. Desde SIGUE A LA ROJA no podemos por menos, empezando por mí mismo, que agradecerle sus goles, sus títulos y el esfuerzo desempeñado en todos y cada uno de los partidos que ha disputado en el fútbol español. Especialmente con la selección, claro; pero también con todos y cada uno de sus clubes. Y desearle toda la suerte posible en su nueva aventura por el mundo.

GRACIAS, DAVID VILLA; GRACIAS, GUAJE


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