De verdad, muchas gracias, Guaje

Solo se me ocurre dar las gracias. Gracias a toda la selección española por las alegrías que nos ha dado, pero en concreto gracias a uno de esos jugadores que nos hicieron soñar.

Ese jugador es David Villa. No se sabe qué va a pasar en un futuro, si volverá a enfundarse la camiseta de la Roja (nuestra roja) o si este habrá sido su último partido. Lo que sí es seguro es todo lo que nos ha dado en estos nueve años con la selección. Gracias por los goles, por la entrega con la que ha jugado cada encuentro, gracias por los errores, por los aciertos, gracias por caer y por saber levantarte.

Como futbolista es de los mejores. No hay equipo en el que no haya dejado huella en forma de goles. Desde el Sporting de Gijón hasta el Atleti, pasando por el Zaragoza, Valencia y Barcelona. Este año el Guaje se nos va al Melbourne City F.C, eso sí, cedido por el New York City. En la liga española se va a notar su ausencia.

Pero a mí me gustaría centrarme en el Villa persona, no en el Villa futbolista del que todos hablan. Tímido hasta que coge confianza, donde se convierte en el más bromista de todos. Humilde donde los haya, trabajador y perfeccionista. Una persona familiar, amiga de sus amigos, y comprometida con sus fans.

Nunca se me olvidará el día en que se lesionó. Aquel 15 de diciembre de 2011, cuando jugaba con el F.C Barcelona. Recuerdo que se perdió nuestra segunda Eurocopa, pero también recuerdo cuando volvió a jugar. Al igual que recuerdo las semifinales de la Eurocopa 2008, cuando también se lesionó y celebró el pase a la final a la pata coja.

Y es que, desde aquel Mundial de Alemania allá por el 2006, yo siempre he seguido al asturiano en cada uno de sus pasos (metafóricamente hablando, claro). Gracias a él empecé a interesarme por el fútbol, por el periodismo deportivo. Volví loca a mi madre, a mis amigos y amigas, incluso a mis profesores; hablaba constantemente de él. Se podría decir que, aunque suene algo exagerado, gracias a él soy periodista.

Por todo esto y mucho más, muchas gracias, Guaje. Sea o no este tú último partido con nuestro país, nunca es demasiado tarde ni demasiado pronto para agradecerte todo lo que has dado al fútbol español. Te has convertido en el máximo goleador de la historia de la selección y, aunque habrá algún otro que te supere, tú fuiste el que abrió con tus goles el camino de la Eurocopa que cambió toda la historia de nuestro fútbol. Y eso, créeme, nadie lo olvida.


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