Un fin de semana de transistor. Es la máxima para cualquier aficionado al fútbol. Escuchar el pitido reiterado que anuncia un gol a la espera de conocer el campo y el autor provoca un desasosiego que rompe en felicidad o en enojo. Entre el sábado y el domingo fluirán las emociones más primitivas del ser humano. Felicidad, frustración, decepción, alivio, llanto…
Después de nueve meses de larga competición se decide todo en noventa minutos. El título y el descenso. Barcelona y Real Madrid pelearán por el éxito a muchos kilómetros de distancia. En Granada y La Coruña. Pese a la buena temporada de los azulgranas llegan al último capítulo con la imperiosa necesidad de ganar porque su rival está dispuesto a aprovechar el mínimo regalo. Cualquier otro resultado solo se entendería como una gran decepción para el equipo de Luis Enrique, que llegó a tener mas de 10 puntos de ventaja a pocas jornadas para el final.
También será un reto para los internacionales que apuran sus opciones para acudir a la próxima Eurocopa. Pese a que Del Bosque viene manteniendo una línea en sus convocatorias siempre hay alguna sorpresa de última hora. Y ahora mismo hay algunos puestos que no están cerrados del todo.
El domingo se disputará el descenso. Aquí se repartirán más lágrimas ya que hay tres equipos implicados y solo se salvará uno. Getafe, Sporting y Rayo pelean por un puesto para permanecer en Primera y el drama está servido. En este caso la crítica será más severa porque el término fracaso estará encima de la mesa y las consecuencias suelen ser devastadoras.
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